martes, octubre 25, 2016

Latir





Por qué me llegan
voces
atrapadas
en un témpano
de instantes
en donde
                (acaso
engendramos
bestias
que se sabían gozosas

onmívoras
de los placeres

libérrimas
de todos los excesos
que

como espectros frágiles
que somos

podemos soportar
por poco tiempo


Por qué
me arden los cielos enormes

estacionados
de astros

que elevaban
las esencias inmortales

que se desprendían
de nuestra
encendida carne


Por qué
me desesperan los días
que horadan
el papel

donde se inscriben
los silencios
ancestrales

en los que
se va desvaneciendo
nuestra alquimia


Por qué
debo latir aún
cuando nada me invita
a tu presencia



y mi piel
se seca


Y mis ganas
se mueren.









Sadder



Pintura: Nathaly Piña




















miércoles, agosto 24, 2016

Hoquedad






Construir espacios
en la hoquedad
del tiempo
para desfigurarse
de las alas de

la memoria

(selectiva

intuitiva

figurativa


                        transfigurativa)

Sólo yo soy
el silencio
que se cierne

sobre mis hombros

magros

melancólicos


acostumbrados a

las rutinas

de vaya-uno-a-saber-qué

en los carnavales

del desorden

de la embriaguez

del espanto


del ungüento

que frotaban sobre nuestras sonrisas


aquellos espectros

(espectorantes


que de nosotros temían

la palabra


el convivio


o la atildada

circunspencción
del ostracismo

al que fuimos

encadenados como animales


insaciables


(lúbricos


vejámenes del hastío

a contramarcha


del desprecio)


por eso estamos

aquí


en el silencio


y la tremenda


potestad


del vacío


de esa omnipotencia


que no nos permite

aliviar

el rastro del dolor humano


en los huesos


en los oídos


en la simiente


en la impenetrable fortaleza


de todo lo que

nos acoraza


en nuestra torpe


manipulación del odio



Sangramos en la vides


que alimentan



esa tristeza eterna


que nos muestra


como somos


al final



de la desdicha.








Sadder


martes, agosto 09, 2016

Pieles de lo hambriento





Recuerdos de haberme
muerto
en las plazas
con gorriones
danzando
en los tornasolados
labios
de la tarde
mientras cae

Y se lleva
con su manta
de frío
los aguijones
de sol
que aún persisten

Recuerdos de haberme
quedado sin memoria
en las terrazas
donde las cabelleras
del tiempo
secan la savia
de nuestros ojos
en vacío

Recuerdos de haber
desatado
los silencios
con un golpe
espectral
que aún recorre
los tendones
del viento

En los látigos
está
la carne
enamorada
del dolor

En las desiertas
voces
de agonía
están
las pieles
de lo hambriento

de lo que no busca
el amparo
de la luz


de aquello
que alguna vez
vino a nosotros

y se deshizo
en nuestras manos yermas.


Sadder



Ilustración: Tara Pasher